Monica Rohan es nació en una granja rural a las afueras de Queensland (Australia) hace tan solo 24 años. Desde muy pequeña acostumbraba a montar caballos con sus hermanos, nadar en el río y perderse entre montañas y en el jardín salvaje de su madre. En este entorno desarrolló una sensibilidad que desde bien niña supo que quería dedicar a la pintura.



Tras graduarse en bellas artes en Brisbane con honores, dejó fluir la luz del día, las texturas, desconectó la gravedad en sus lienzos. De este modo comenzó una carrera que la ha llevado a ganar el premio James Kiwi Watercolour y el Churchie National Emerging Art Prize y a exponer en la afamada galería Jan Murphy junto a otros conocidos artistas contemporáneos y formar parte de colecciones de arte como la del museo de arte universitario de Queenslabd, la galería regional Teed River o el museo de arte universitario de Griffith.

Sus óleos vibran en gamas de colores brillantes y paletas muy estudiadas que se convierten a menudo en patrones que se expanden enmarcados en texturas de tela o de naturaleza. Las protagonistas, son mujeres a las que muchas veces no podemos verle el rostro  y a las que les envuelve un halo de misterio mientras flotan, caen o reposan. Bajo un trazo pictórico realista, la autora recrea fantasías que trascienden y conectan con una sensibilidad muy profunda: la meditación, la soledad o la frustración a menudo te envuelven al contemplar su obra. La personalidad de una artista meticulosa y profundamente introvertida se deduce tb de sus cuadros. Su timidez llega a tal punto que en su blog incluso se disculpa por usar hashtags:

"No me gustan los hashtags me hacen sentir que quiero ser el centro de atención, pero supongo que si elijo participar en las redes sociales, automáticamente es porque busco esa atención. En fin."